Caracolitas de crema de otoño

El otoño nos trae siempre unos frutos de gran calidad alimenticia que, desgraciadamente, no se consumen demasiado. Es por eso que le ando dando vueltas a como utilizarlos de maneras no tan tradicionales.
Membrillos, boniatos, castañas, higos secos... dan como resultado el pan de higos, la carne de membrillo, los boniatos asados, las sopas de castañas... infinidad de posibilidades que, combinándolas, pueden aumentar todavía más.

Se me ocurrió pues que el membrillo y el boniato darían un buen relleno para dulces, así que me puse manos a la obra. Te lo explico.

Para las caracolas:

Para elaborar las caracolas de hojaldre hace falta que te aprovisiones de algunos conos de acero, específicos para esto. En bazares y ferreterías puedes encontrar paquetes de cuatro conos por poco más de un euro. En una bandeja de horno normal te pueden caber ocho o diez conos.
El hojaldre es preferible comprarlo hecho, pues es una masa complicada de elaborar en casa. Una plancha de hojaldre sería suficiente para 20 o 30 conos dependiendo del tamaño. A mi, personalmente, la masa de hojaldre congelada no me gusta nada, porque al descongelarse se humedece y se estropea, a veces es demasiado gruesa y para esto no va bien. Por cierto, que no se te ocurra amasarla, el hojaldre es como una lasaña de masa/mantequilla/masa/mantequilla/masa, en el momento que lo mezcles ya no tendrás hojaldre.
Un pincel de silicona para pintar la masa.
Papel de horno. (se vende en tiendas y supermercados y está por donde el papel de aluminio y el film transparente).
2 yemas de huevo batidas.

Preparación:
Precalienta el horno, con las placas de arriba y abajo, a 200 ºC. Forra la bandeja con papel parafinado (papel de horno).
Sobre la tabla de amasar, encimera lisa o sobre la vitrocerámica limpia, seca y fría, extiende la plancha de hojaldre. Con un cuchillo afilado o con el cortapizzas tienes que cortar de una en una, tiras de un centímetro de ancho, o un poco menos. La masa es rectangular, es decir, tiene un lado largo y otro corto. Si quieres caracolas pequeñas, utiliza el lado corto, cortando tiras finas. Si quieres caracolas grandes, usa el lado largo cortando tiras anchas. 
Empieza a enrollar la tira de masa por la punta del cono, montando la tira sobre lo que vayas enrollando. Cuando llegues al final de la tira, presiona ligeramente el extremo sobre la última vuelta, para que no se abra al hornear. Repite esta operación con todos los conos. Si te sobre masa, métela en el frigorífico mientras horneas lo que has hecho. Ve colocando los conos acostados en la bandeja del horno, separados, al menos, dos cm, para que no se toquen cuando la masa se hinche. Con ayuda del pincel de silicona, pinta de huevo las caracolas, evitando que se acumule demasiado huevo. Mete la bandeja en el horno, a media altura, hasta que las caracolas estén doradas.
Cuando estén listas, saca la bandeja con cuidado de no quemarte, usa los guantes de horno :p 
Para desmoldar, sujeta con una mano el cono (estará caliente) y tira de la caracola hacia atrás, con suavidad. Apártalas en un plato y repite la operación con el resto de la masa.

Para la crema de otoño:
500 g de boniato bien pelado.
500 g de membrillo pelado y sin pepitas
250 gramos de azúcar blanca, el doble si es morena.
2 copas de anís dulce. Con un anisette le darás más aroma.
1 pizca de clavo en polvo
3 vasos de agua.

Preparación:
En una cazuela o en la braseadora o rustidera, que es más amplia, coloca la fruta limpia cortada en gajos finos. Mézclala con el azúcar y déjala reposar durante unos 40 minutos.
Pasado es e tiempo, enciende el fuego a media potencia y agrega un vaso de agua. Deja que cueza por espacio de una hora, removiendo de vez en cuando. A media cocción incorpora el clavo, y el anis. Conforme se vaya evaporando el agua, ve añadiendo, para que no se quede excesívamente seco y que no se pegue.
El membrillo estará hecho antes que el boniato, por lo que, con la cuchara de madera, aplastaremos algún trozo de boniato para comprobar su ternura. Si se deshace es que está listo. 
Cuanto más tiempo dejemos que cueza, más dulce estará. Comprueba el sabor. Si quieres más aroma de anís, es el momento de añadir otra copita... y si no, pues te la tomas a mi salud, jeje.
Pasa todo este mejunje al vaso de la batidora y conviértelo en puré. Tiene que quedar bastante espeso, que lo cojas con una cuchara y al voltearla no se caiga. Si está muy líquido deja que cueza en la cazuela, para que reduzca el volumen de agua.

Deja que se enfríe la crema de otoño y, con ayuda de una mánga pastelera con una boquilla fina, rellena las caracolas.

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