El tradicional roscón de reyes, hoy, es algo propio de las fiestas meramente españolas, ya que en otros países, las fiestas navideñas acaban el 31 de diciembre. Pero no siempre ha sido una tradición española y existe el consumo de este dulce en otros países aunque no con tanta tradición.
Esta costumbre de celebrar con un dulce con sorpresa data de los tiempos del Imperio Romano. Es algo muy anterior a las festividades de la Iglesia Católica y del Cristianismo.
En aquellos tiempos se celebraban las Saturnales, que iban desde el 13 al 23 de diciembre. El 25 se celebraba la fiesta del Sol Invictus. Eran fiestas de gran importancia en las que se rendía culto a Ceres, diosa de la agricultura y al propio dios Saturno. En definitiva y como en otras culturas, se celebraba el fin de las cosechas y el solsticio de invierno. En el caso Romano, se premiaban los esfuerzos de los esclavos y sirvientes con unos días de vacaciones en los que se estilaba preparar un dulce relleno de higos y dátiles secos, entre los que se metía un haba. A quien le tocaba el haba era proclamado rey de reyes entre los festejantes y, durante los dias de las celebraciones, sus decisiones eran ley.
Era en torno al siglo III de nuestra era. Posteriormente y tras muchos esfuerzos, la Iglesia Cristiana consiguió, como en otros casos de fiestas paganas, sustituir las saturnales por la Navidad, ubicando, ficticiamente, el nacimiento de Jesus el Nazareno el 25 de diciembre.
Ya en la Edad Media se documenta un dulce en el que se escondía un haba o una moneda, según se tratara de Castellanos o Moros de Granada.
La tradición ha llegado hasta nuestros días como Roscón de Reyes, aunque en algunos países se toma algo similar, como el caso de algunas regiones de Francia, donde se consume la Galette du rois o el Gateau du rois que es idéntico a nuestro roscón. En algunas zonas de latinoamérica también se consume algo similar, quizá llevado por los emigrantes y colonizadores españoles.
La tradición española convierte este dulce en rosca y lo adorna con frutas escarchadas, lo de los rellenos es algo moderno que, a mi, personalmente, no me gusta.
En cuanto a las sorpresas, dependerán de lo que se pague por el roscón, lógicamente. Si se hace en casa o se encarga expresamente a un obrador, se puede pedir que nos pongan una sorpresa de más valor: joyas, relojes, dinero... eso si, todo perfectamente envuelto para que no contamine la comida, y, por supuesto, el haba.
También está muy extendida otra costumbre que consiste en que a quien le toca el haba tiene que pagar el roscón y, a quien le toca el regalo, es nombrado rey.
Receta tradicional del roscón de reyes
Esta costumbre de celebrar con un dulce con sorpresa data de los tiempos del Imperio Romano. Es algo muy anterior a las festividades de la Iglesia Católica y del Cristianismo.
En aquellos tiempos se celebraban las Saturnales, que iban desde el 13 al 23 de diciembre. El 25 se celebraba la fiesta del Sol Invictus. Eran fiestas de gran importancia en las que se rendía culto a Ceres, diosa de la agricultura y al propio dios Saturno. En definitiva y como en otras culturas, se celebraba el fin de las cosechas y el solsticio de invierno. En el caso Romano, se premiaban los esfuerzos de los esclavos y sirvientes con unos días de vacaciones en los que se estilaba preparar un dulce relleno de higos y dátiles secos, entre los que se metía un haba. A quien le tocaba el haba era proclamado rey de reyes entre los festejantes y, durante los dias de las celebraciones, sus decisiones eran ley.
Era en torno al siglo III de nuestra era. Posteriormente y tras muchos esfuerzos, la Iglesia Cristiana consiguió, como en otros casos de fiestas paganas, sustituir las saturnales por la Navidad, ubicando, ficticiamente, el nacimiento de Jesus el Nazareno el 25 de diciembre.
Ya en la Edad Media se documenta un dulce en el que se escondía un haba o una moneda, según se tratara de Castellanos o Moros de Granada.
La tradición ha llegado hasta nuestros días como Roscón de Reyes, aunque en algunos países se toma algo similar, como el caso de algunas regiones de Francia, donde se consume la Galette du rois o el Gateau du rois que es idéntico a nuestro roscón. En algunas zonas de latinoamérica también se consume algo similar, quizá llevado por los emigrantes y colonizadores españoles.
La tradición española convierte este dulce en rosca y lo adorna con frutas escarchadas, lo de los rellenos es algo moderno que, a mi, personalmente, no me gusta.
En cuanto a las sorpresas, dependerán de lo que se pague por el roscón, lógicamente. Si se hace en casa o se encarga expresamente a un obrador, se puede pedir que nos pongan una sorpresa de más valor: joyas, relojes, dinero... eso si, todo perfectamente envuelto para que no contamine la comida, y, por supuesto, el haba.
También está muy extendida otra costumbre que consiste en que a quien le toca el haba tiene que pagar el roscón y, a quien le toca el regalo, es nombrado rey.
Receta tradicional del roscón de reyes
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