Albondigones rellenos de queso con salsa de tomate a la miel

Quizá ya sepas hacer las albóndigas como las hacía tu madre o tu abuela: mezclar la carne, hacer la bola, enharinarla y freírla, pero esta vez las haremos sin freír que es más sano.
El proceso es algo delicado porque la albóndiga es de gran tamaño y no está sellada, con lo que debes manejarla con cierta suavidad.
La miel siempre queda bien con las carnes y dado que tenemos una salsa de tomate que tiene una alta acidez, para rebajar ésta, he utilizado una manzana y una cucharada de miel, quedando una salsa suave de sabor. La miel aporta muchas propiedades, no sólo organolépticas, sino saludables para el organismo. Dicen que una cucharada de miel al día nos evita muchas enfermedades.
Esta es de esas recetas que tienen muchos ingredientes, pero no te asustes porque no tiene ninguna complicación.
Vamos a ello.


Ingredientes para 12 albondigones:

600g de carne picada de cerdo, ternera, pollo, cordero... lo que te apetezca.
2 cucharadas de perejil fresco picado fino
150 g de pan rallado
1/2 vaso de leche
2 huevos
Sal (opcional)
50 g de queso fundible cremoso (Parmesano, gorgonzola, mozarella, torta del Casar o Serena...)
5 cebollinos picados finos

Para la salsa:

500g de tomate triturado
1 manzana golden
1 cucharada de miel D.O.P. Villuercas-Ibores
2 dientes de ajo de Aceuchal
150g de cebolla (una cebolla pequeña o cebolleta)
Sal (opcional)
Aceite de oliva virgen extra D.O. Gata-Hurdes

Preparación:

En un bol grande mezcla la carne con el perejil y el cebollino, los huevos, el pan rallado y la leche.
Lo mejor es mezclar con las manos, siempre te puedes poner unos guantes de cirugía, evitarás que se te pegue en las manos toda la masa. Añade la sal si se la vas a poner.
Corta el queso en dados de un cm aproximádamente.

La salsa:
Trocea la cebolla limpia.
Pela, descorazona y trocea la manzana.
Pela los dientes de ajo.
Añade todo esto en el vaso de la batidora junto con el tomate triturado o tomates pelados para triturar.
Muele hasta que quede completamente fluido, sin trozos.
Pon aceite en una cazuela de unos 25 cm, lo suficiente para cubrir el fondo.
Añade el "batido" al aceite en frío y enciende el fuego a medio.
Cuando empiece a hacer "chup-chup" añade la cucharada de miel y remueve.
Ten cuidado con las salpicaduras de la salsa, manchan y queman.
Prueba de sabor y si necesita sal, pon una pizca. Yo no le pongo y queda muy suave.
Una vez mezclado todo, apaga el fuego, de momento y aparta la cazuela.

Vuelve a las albóndigas.
Con los guantes de cirugía puestos (es un consejo), coge porciones de masa de carne como de media taza, más o menos. 
Mete en el medio un dado de queso y cierra la bola, dando forma con las manos.
Deposita esa bola, con delicadeza, dentro de la salsa de tomate.
Repite el proceso hasta terminar con la carne.
Ve colocando y haciendo sitio a todas las albóndigas con cuidado, ya que al no estar fritas, son muy frágiles y se deforman y deshacen.
Cuando tengas todas en la salsa, vuelve a poner la cazuela al fuego y deja que cueza durante 8-10 minutos. Si las haces más pequeñas, tendrás suficiente con 5 minutos.
Para que se hagan por igual, menea por las asas la olla para que se volteen y bañen en la salsa las bolas.
Sirve calientes con un poco de salsa. Dos o tres por ración está bien.
Si te sobra salsa, que te sobrará, puedes ponerla en la mesa con una salsera para quien le guste el "mojeteo" o guardarla para otros platos. 

Comentarios