Lubina a la espalda

La lubina es un pescado blanco, eso quiere decir que a penas tiene grasas y puede acompañar muchas dietas. Este pez también se conoce con el nombre de róbalo, aunque es menos común. Es un serránido pesciforme, aunque saber esto no va a hacer que esté más rico. Dentro de los pescados blancos tiene un precio bastante elevado, sobre todo si es de captura, pero, lo que solemos encontrar es de piscifactoría, que abarata algo el precio y ayuda a conservar el Medio Ambiente marino. La calidad de su carne no varía demasiado como para que merezca la pena comprarlo de captura, así que, sin problema, me fui a una pescadería donde sé que no descongelan el pescado, como hace Mercadona, y compré un par de lubinas bien hermosas, que para cuatro personas es más que de sobra.
Pero te cuento algo más de la lubina: apenas aporta carbohidratos ni grasas y 100 gramos de este pescado, sin contar los aderezos y acompañamientos, tienen sólo 85 kcal.
La decisión de la receta ha sido tan sencilla como la receta en sí misma. La lubina a la espalda está en casi todas las cartas de los restaurantes y se prepara en muy poco tiempo. Pide a tu pescadera o pescadero que te la limpie y te la deje abierta para hacer a la espalda, te evitarás ese trabajo. En poco más de 20 minutos tendrás preparado este delicioso plato de origen asturiano al que le ponemos nuestro toque extremeño, ¡faltaría más!

Ingredientes para cuatro personas
2 lubinas (1 kg aproximadamente)
600 g de patatas para asar. (deja que tu frutero o frutera te aconseje)
2 dl Aceite de oliva virgen extra D.O. Gata-Hurdes
5 dientes de ajo de Aceuchal
1 cucharadita de pimentón dulce de La Vera
1 vaso de vino blanco afrutado, verdejo, cava o sidra, eso va a tu gusto.
Sal
Perejil fresco
Cebollinos
Zumo de limón

Preparación
Como ya tienes las lubinas abiertas y limpias, sólo tienes que pasarlas por el grifo y quitarle los restos de sangre con agua fría.
Resérvalas en una fuente o plato amplio.
Calienta el horno a 180ºC con las placas de arriba y abajo.
Pela y corta las patatas en rodajas de unos 5mm de grueso. Si son más gruesas las tendrás que hornear más tiempo.
Lávalas un poco y distribúyelas en el fondo de la bandeja del horno. Si sólo vas a hacer una lubina te servirá poner todo en una fuente besuguera y usar la mitad de ingredientes.
Riega las patatas con aceite, la mitad del aceite, y mételas en el horno durante unos 12-15 minutos. Se trata de que cuando metas el pescado, las patatas estén casi asadas, ya que el pescado necesita muy poco tiempo de horno para que quede jugoso. 
Pasado ese tiempo, saca las patatas y ponles un poco de sal por encima.
Acuesta las lubinas sobre la piel, por eso se llama "a la espalda", no porque cojas un holandés tostándose al sol y las ases encima.
Pon sal a las lubinas, riega con el vino elegido, dejando que caiga sobre todo por la zona central, y mete la bandeja nuevamente al horno.
Hornea otros 10 minutos.
Mientras se hornean las patatas puedes ir preparando el sofrito.
Pela los ajos y córtalos en láminas.
Pon el aceite restante en una sartén a fuego medio-fuerte (7 en escala de 9) y añade los ajos antes de que se caliente el aceite. Se irán dorando sin quemarse. 
Cuando estén dorados, aparta la sartén del fuego e incorpora el pimentón, removiendo hasta que se atempere para que no se queme. Si quieres puedes retirar los ajos o dejarlos, el sabor ya lo han soltado.
Pasados los 10 minutos de horno, salsea con el sofrito las lubinas y vuelve a hornear 5 minutos más.
Si ves que la lubina era muy gruesa y que está poco hecha, déjala más tiempo, pero vigilando.
Antes de ir a la mesa, pica finamente el perejil fresco y el cebollino. Ponlo por encima del pescado y las patatas y echa unas gotas de zumo de limón sobre el pescado.
Para emplatar, sirve unas pocas patatas y medio pescado por comensal.



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